Esta no es mi bota, es una idéntica de un número menor que la mía y cuyo dueño confundió con la mía. A pesar de ello he caminado 17 km hasta que mis pies han dicho basta. Aún así he llegado a Villafranca del Bierzo.
Mañana, con botas nuevas, intentaré subir el Cebreiro, a ver si es tan temible como dicen.
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