1 de abril de 2010


Oficio de Jueves Santo en la Catedral de Oviedo. Es la primera vez que participo en un oficio presidido por un obispo. El coro más que aceptable, la catedral preciosa y el obispo valiente; con la que está cayendo en los medios habló bien claro: "Hace más ruido el arbol podrido al caer, con su estruendo y destrucción, que todo el bosque dando fruto en silencio", y pidió que se juzgue y persiga civilmente a los curas culpables de pederastia.

Distracción: me gusta experimentar con el movimiento browniano del incienso y a veces cronometro el tiempo desde que el oficiante echa el incienso en el carbón hasta que llega a mí el intenso aroma. La catedral es el sitio perfecto para esto, su gran altura impide que los movimientos de convección influyan en la dispersión browniana. 2 min 14 s desde el altar hasta mi sitio, a la altura de la segunda columna, unos 20 m según el Sigpac, lo que nos da como resultado la nada despreciable velocidad de 15 cm/s.

Más: muy de agradecer la ausencia de autoridades civiles, que no pintan nada, ni aquí ni en ninguna celebración religiosa, a no ser a título personal. Y por supuesto no había bastón de mando al pie del Monumento.

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