Oficio de Jueves Santo en la Catedral de Oviedo. Es la primera vez que participo en un oficio presidido por un obispo. El coro más que aceptable, la catedral preciosa y el obispo valiente; con la que está cayendo en los medios habló bien claro: "Hace más ruido el arbol podrido al caer, con su estruendo y destrucción, que todo el bosque dando fruto en silencio", y pidió que se juzgue y persiga civilmente a los curas culpables de pederastia.
Distracción: me gusta experimentar con el movimiento browniano del incienso y a veces cronometro el tiempo desde que el oficiante echa el incienso en el carbón hasta que llega a mí el intenso aroma. La catedral es el sitio perfecto para esto, su gran altura impide que los movimientos de convección influyan en la dispersión browniana. 2 min 14 s desde el altar hasta mi sitio, a la altura de la segunda columna, unos 20 m según el Sigpac, lo que nos da como resultado la nada despreciable velocidad de 15 cm/s.
Más: muy de agradecer la ausencia de autoridades civiles, que no pintan nada, ni aquí ni en ninguna celebración religiosa, a no ser a título personal. Y por supuesto no había bastón de mando al pie del Monumento.
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