Es un logro del estado de derecho que todos seamos iguales ante la ley. Eso debe ser escrupulosamente respetado por todos, aunque el que esté imputado en una causa se llame Jaume Matas o Baltasar Garzón.

Si se ha cometido delito, o hay indicios claros que se ha cometido, debe ser juzgado con todas las garantías. Pero además para mi es un alivio que los que nos juzgan, los Magistrados y Jueces, tampoco están por encima de la ley, y pueden (y deben) ser apartados de su ejercicio si hay indicios claros de que han violado esa ley, en especial si esa violación se ha producido en el ejercicio de su función de impartir justicia.

No conozco a Garzón, no me cae ni bien ni mal, ni entro en valorar su larga carrera judicial, pero parece que esta vez ha metido la pata. Y este caso debe ser sólo uno más de los que el Tribunal Supremo debe juzgar y toda la sociedad debe confiar en el máximo órgano judicial de su país, y no entrar en descalificaciones de su más importante institución de justicia.