"Sabino era, para nosotros, desde la cercanía o la distancia, uno más de la familia. Sus padres eran amigos de mis abuelos, él pertenecía a la misma «quinta» (término de connotaciones militares para las personas que rebasen los 50 años y hoy en desuso) que mi tío Ignacio. A mi padre le llevaba 20 meses. Los tres fueron juntos al Instituto y entraron en guerra a la vez durante el asedio de Oviedo, como alféreces provisionales, con 18 y 17 años."
Estas líneas pertenecen al artículo que José Antonio Sáenz de Santa María Benedet publica hoy en La Nueva España, un cercano homenaje a D. Sabino Fernández Campo, fallecido el lunes 26 en Madrid.
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