12 de octubre de 2009


A la Virgen del Pilar se le atribuye uno de los milagros más sonados y mejor documentados de la historia, el de Miguel Juan Pellicer (o Pellicero) Blasco, más conocido como el Cojo de Calanda.

El joven Miguel, de 20 años, había ido a trabajar en el campo de Castellón desde su Calanda natal cuando un día a finales de julio de 1637 el carro que guiaba se le cayó encima rompiéndole la tibia. El enfermo fue llevado a Castellón y después a Valencia, el 3 de agosto según figura en el registro, donde los remedios no le mejoraron.

Él, muy devoto de la Virgen del Pilar, pidió que le llevasen a Zaragoza, pero no por el camino de su pueblo, sino por Teruel. 50 días después del accidente, antes de ingresar, el buen Miguel va a la Basílica a confesarse y comulgar ante la Pilarica, después va al Hospital de Gracia, donde tras un examen de la pierna, ésta es amputada por el cirujano Juan de Estanga, asesorado por los médicos Diego Millaruelo y Miguel Beltrán. La pierna cortada es enterrada en el cementerio del hospital por el practicante Juan Lorenzo García.

Unos meses dura la recuperación en el Hospital, pero, lisiado, Miguel Pellicer se dedica a la mendicidad en la Puerta Norte de la Basílica del Pilar, y aprovecha el aceite de las lámparas para aliviarse la herida del muñón.

Dos años pasa así tras los que decide superar su vergüenza y volver a su pueblo, Calanda, para ayudar en lo que pueda a sus padres. La noche del 29 de marzo de 1640 sus padres tienen que dar cobijo forzoso a unos soldados franceses que pasan por el pueblo, Miguel se acuesta pronto y su madre, cuando va a comprobar que duerme bien, lo encuentra dormido, pero con las dos piernas. Miguel no duda en atribuir el hecho a la Virgen del Pilar.

La noticia se extiende por la comarca y a los dos días, el 1 de abril se presenta el párroco del pueblo vecino con el notario Miguel Andreu, que levanta acta de lo sucedido. El arzobispo de Zaragoza, tras una investigación en la que declararon los cirujanos, los testigos del pueblo y otros, sentencia el 27 de abril de 1641 que la restitución de la pierna de Miguel Pellicer fue un hecho milagroso.

Incluso se buscó la pierna enterrada y sólo se encontró un hueco, y Miguel mismo declara que la pierna "era la suya" con cicatrices que tenía anteriores.

Devoto o pícaro, el Cojo de Calanda se hizo famoso, e incluso fue recibido por el Rey Felipe IV.

Pero si extraño es el caso del milagro del Cojo de Calanda, aún son más raras algunas marcianadas que he encontrado leyendo sobre él. De entre todas destaco una: el estudio astrológico del milagro. Increíble pero cierto.

1 comentario:

  1. Qué historia más entretenida. Gracias por contarla. ¡Y continúan los milagros con piernas de quita y pon!

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