No recuerdo muy bien si fue en la primera o en la segunda ocasión en que viví la Pascua en Villagarcía de Campos, con unos 500 jóvenes más, cuando oí por primera vez esta canción, en una versión que me gustó bastante más que ésta que hoy traigo aquí.
Desde entonces, indefectiblemente esa ha sido la banda sonora personal de los Viernes Santos.
Para rizar el rizo hoy me ha tocado leer esta lectura en los Oficios de Villalpando. Isaías 52.
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