2 de septiembre de 2008
De vuelta al trabajo, me encuentro con los renovados exámenes de septiembre (hace años que en Asturias no se hacían en la ESO).
Yo creo que en mi época los que suspendíamos para septiembre (nunca fui un alumno ejemplar, salvo en inquietudes y comportamiento) perdíamos el culo para poder pasar limpios al curso siguiente, y ¡ay de nosotros si no lo hacíamos!, nuestros padres nos hubiesen acribillado a zapatillazos o a pellizcos de monja.
Ahora de los presentados a Matemáticas la nota más alta es un 1,55, y de los de Tecnología tan sólo aprueban dos de los ocho presentados. El número total de suspensos era de 21.
Obama el otro día dedicó un buen fragmento de su discurso a la educación, con buenas ideas y con especial énfasis en la implicación de los padres en la educación de sus hijos. Nuestros políticos no se plantean esas minucias.
Pero que me perdonen los optimistas, me parece dificilísimo que Barack Obama llegue a la Casa Blanca.
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