Mereció la pena madrugar para poder ver la final de baloncesto. ¡Qué espectáculo deportivo dieron los de la EÑE! Consiguieron poner en apuros a las estrellas (que muchas van de sobradas) y ganaron una plata que tiene reflejos dorados.
Y Nakajima... por lo que se ve aún no ha aprendido la lección de la distancia de seguridad.
Precioso circuito el de Valencia. Lástima que se quedara desde la primera vuelta sin la salsa de Alonso.
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